Roma, 11 de septiembre de 2024. Dentro de la Iglesia hay mucha atención al tema del abuso a menores y adultos vulnerables. Nuestro Capítulo también abordó el tema, especialmente en lo que respecta a la prevención. La tarde del 10 de septiembre estuvo presente en el Aula Magna la dott.sa Adriana Dominguez, directora de Praesidium, que ofreció una formación introductoria sobre la prevención de los abusos hacia los menores y las personas vulnerables.
Comenzó la presentación con un vídeo que describe diversas cuestiones de riesgo y abuso en diversos entornos, tanto domésticos como profesionales. Junto a los capitulares se intentó analizar los problemas que las estadísticas señalan como más relevantes, explorando algunas vías tanto de prevención como de acompañamiento.
Para profundizar en este tema, hoy 11 de septiembre fue recibido en el aula fr. Carlos Alonso García, fraile agustino de España, quien habló sobre la Protección de los menores y la prevención del abuso. El religioso dividió su discurso en dos partes: lecciones aprendidas y lecciones por aprender. En la primera parte mostró, a través de datos estadísticos, que el fenómeno del abuso “no es sólo un problema occidental sino una cuestión humana general que afecta a todos los continentes”, y no afecta a un entorno concreto, sino que es generalizado y transversal en todas las sociedades.
Luego analizó las tres partes involucradas en el problema: la víctima, el abusador y la institución. Para cada uno de ellos dedicó tiempo a analizar en profundidad las dinámicas más recurrentes, tanto para las víctimas como para los abusadores, y para los posibles posicionamientos de la institución. Respecto al proceso de acompañamiento y ayuda a las personas involucradas, el p. Carlos presentó algunos puntos, donde recuerda en primer lugar el deber de atención a varios niveles hacia las víctimas, pero también la importancia de cuidar todo el entorno, es decir las personas que interactúan con diversas capacidades en lugares frecuentados por menores, con seriedad y compromiso; También es importante no caer en populismo fácil o en posiciones que no favorecen el surgimiento de la verdad del comportamiento.
Citando al Papa Francisco, el P. Carlos concluyó su discurso afirmando: aunque la Iglesia esté atravesando una gran crisis, no debemos perder la esperanza. “Hay vida para las víctimas, también hay vida para los agresores y también hay vida para las instituciones”. Más allá de todo, la Iglesia está llamada a acoger a todos con ternura y esperanza, confiada en las palabras de Jesús dirigidas a san Pablo: “Te basta mi gracia; de hecho, mi poder se manifiesta plenamente en la debilidad” (2 Cor 12, 9).
Al final de la presentación, hubo un momento de preguntas y respuestas, una oportunidad para aclarar mejor o profundizar en algunos pasajes del informe.