En la tarde del 3 de septiembre de 2024, los capitulares participaron en la celebración eucarística de acción de gracias por la elección, presidida por el recién reelegido Ministro General, fray Roberto Genuin. Los concelebrantes principales y el resto de los servidores del altar fueron elegidos entre los hermanos que trabajan “entre bastidores” en el Capítulo, es decir, oficiales y ayudantes. Lo cual fue destacado como una oportunidad para agradecerles y en ellos también reconocer – al inicio del sexenio – a todos los frailes que sirven sencillamente a los demás hermanos en las comunidades de la Orden.
El calendario litúrgico presentaba la memoria de San Gregorio Magno, monje que llegó a ser Papa. Como pastor de la Iglesia es conocido por sus reformas. En la hermosa celebración, caracterizada por una polifonía de idiomas, el hermano Roberto, con alma alegre, quiso iniciar su reflexión a partir de la figura de san Gregorio, recordando lo escrito en la segunda lectura del Oficio de Lecturas de este día. Reconoció que la descripción que Gregorio hace de sí mismo puede ser apropiada para el Ministro, aunque también para cada uno de nosotros. Ser buenos pastores es realmente importante para el Ministro General y para todos los superiores mayores reunidos en el Capítulo. Luego el hermano Roberto propuso hacer suyas las indicaciones de San Francisco sobre el Ministro General, mencionadas en la oración de antes de la elección, porque son “un criterio de referencia para servir y guiar nuestra Orden”. El Ministro invitó luego a todos los hermanos a dejarse guiar por el Espíritu, que habla en la fraternidad y a través de ella: “cuán importante es para nosotros la vida fraterna, que no puede reducirse en lo más mínimo a buenas relaciones humanas, sino que es voz del Espíritu que conoce las cosas de Dios y nos hace entenderlas”.
Al final de la misa, los frailes se dirigieron a la plazoleta del ingreso al Colegio donde, en un ambiente de celebración y agradecimiento por la elección del Ministro y el inicio de un nuevo sexenio, pasaron una velada de compartir fraterno, haciendo visible un rasgo precioso de la Orden: la unidad en la diversidad.