Asís, 7 de septiembre de 2024. Hoy los capitulares fueron llamados a vivir una jornada diferente a la habitual; en peregrinación se dirigieron a Asís, como también en otros Capítulos Generales, para detenerse un momento en la tumba del Seráfico Padre.
Along the way it was nice to take in the natural landscapes of Lazio and Umbria; from here one understands a little more of Francis’ love for nature, for cEn el camino fue hermoso contemplar los paisajes naturales de Lacio y Umbría; De aquí se comprende un poco más el amor de Francisco por la naturaleza, por las criaturas, que nace de la vida de fe reconociendo en ellas el signo del Creador, pero también de haber pasado su existencia en un entorno natural extraordinariamente bello y variado, contemplando un amplio panorama de diversos tonos de verde, montañas, ríos que fluyen, etc. Quizás sea poesía, pero también es parte de la vida. Una vez en Asís, los capitulares fueron recibidos en el gran refectorio del Sacro Convento con un refrigerio. A las 11,30, en la Basílica Inferior, el Ministro General presidió la Misa concelebrada por los Consejeros Generales con casi todos los capitulares presentes. En su homilía, el hermano Roberto Genuin recordó dos notas sobre San Francisco propuestas por la liturgia del día: la pobreza y la humildad. Ellas – para el Ministro – son como “dos faros que pueden iluminar nuestro camino y el de toda la Orden”.
Como peregrinos a la tumba de nuestro padre Francisco, testigo de pobreza y humildad, el hermano Roberto definió el objetivo de esta peregrinación: “también nosotros estamos aquí para expresar nuestro firme deseo de que en los próximos seis años el Señor sea nuestro único bien… nada más“. Inmerso en el mundo y a veces atraído por las persuasivas luces de los bienes y del prestigio, el Ministro instó a los frailes a “despojarse de sí mismos y del mundo para revestirse de Dios y abrazar la humildad de quien comprende el origen de todo bien”.
Al final de la celebración, todos los frailes se dirigieron en procesión a la tumba de San Francisco, donde el Ministro General y su Vicario hicieron la profesión de fe y el juramento de fidelidad, recordando la exhortación del seráfico Padre “comencemos, hermanos, a servir al Señor Dios, porque hasta ahora hemos avanzado poco o nada”. Al final todos los frailes, al unísono, proclamaron la fórmula de la profesión religiosa, renovando así sus votos. Luego, el Ministro bendijo a los presentes con la reliquia de San Francisco.
Enriquecidos por esta celebración, los frailes fueron a almorzar a la Domus Laetitiae. El resto del día se aprovechó para orar, visitar (algunos incluso “descubrir”) los lugares franciscanos, para un momento de intercambio entre los capitulares o simplemente para tener tiempo libre. Una parte del grupo regresó a Roma por la tarde, los demás (la mayoría) encontraron alojamiento en nuestras casas de Asís (convento y Domus Laetitiae), de Foligno y Spello para pasar la noche, listos para partir al día siguiente hacia el Santuario de Alvernia.