Entre los Capitulares se encuentra el Prefecto del Dicasterio para la Vida Consagrada

Roma, 10 de septiembre de 2024. Hemos llegado al martes de la última semana del Capítulo. El hermoso y fresco amanecer después de la lluvia nocturna preludia una mañana de actividades serenas y frescas: el trabajo en grupo sobre la “Ratio Formationis” y luego la presentación de los secretarios en el aula. Pero la jornada estuvo marcada por la presencia del cardenal João Braz de Aviz, Prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. No es la primera vez que el Cardenal interviene en el Capítulo General de los Capuchinos, para presidir la Eucaristía. 

Hoy concelebran con el Prefecto, el Ministro General y su Vicario junto con algunos Consejeros. En la homilía el Cardenal se centró en algunos de los temas principales del Capítulo: colaboración fraterna, colaboración y formación, con especial énfasis en la fraternidad. En su opinión, estos “son los puntos sobre los que debemos hacer lo posible para vivirlos bien, para que, como personas consagradas, podamos hacer resonar a nuestro alrededor las palabras de Jesús: en esto sabrán que sois mis discípulos“. 

El cardenal vinculó el tema de la formación a la sinodalidad, invitando a todos a abrirse “a esta nueva manera de ser cristianos, cuidando todas las culturas en las que estamos insertos“. Recordó que todas las culturas llevan en sí rasgos buenos, valores, que pueden ser valorizados a partir del Evangelio.

Comentando la primera Carta de San Pablo a los Corintios sobre cómo resolver fraternalmente algunos malentendidos inevitables dentro de las comunidades, el cardenal precisó: “es necesario encontrar el criterio en el Evangelio y abrir el corazón para que esto suceda, para que Cristo sea el criterio”. Subrayó la necesidad de diálogo, escucha y apertura a la novedad que surge de la presencia de los demás en nuestra vida. Recordando la vocación de los apóstoles, observó que “Jesús elige a los apóstoles después de una noche de oración”. 

Ha elegido un grupo de personas llenas de buena voluntad, pero con los mismos problemas que todo hombre, que deben encontrar el camino hacia relaciones auténticas. Supieron confiar en Cristo, tuvieron que hacer cambios, convertirse recurriendo a lo Alto. Su camino es también el nuestro: necesitamos recurrir a lo Alto para abrir cada vez mejor nuestro corazón al Evangelio, a la comunión, a la fraternidad. Alabando un poco a los frailes, continuó: “tenéis en vosotros el carisma de la fraternidad, un carisma que ha hecho un bien enorme en todo el mundo y continúa haciéndolo. Debéis seguir buscando este camino.” Concluyó su homilía esperando que “los frutos del Capítulo sean inmensos, especialmente para una verdadera fraternidad fundada en la fuerza de Dios”. Al finalizar la Eucaristía el Cardenal se detuvo para almorzar con los frailes, demostrando así su cercanía y aprecio. Por la tarde el trabajo capitular continuó con la presentación de un tema de formación por parte del equipo Praesidium, seguido de debates con los capitulares presentes en el aula.

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