Miércoles 4 de septiembre de 2024. El Capítulo está justo a mitad de su camino y el tema de discusión de hoy sigue siendo la Colaboración. Fray Mariosvaldo Florentino, Secretario de Evangelización, Animación y Cooperación Misionera de la Curia General, presentó una relación sobre “Colaboración fraterna y misión ” en el que, además de ofrecer un panorama histórico del camino seguido por la Orden hasta la fecha, ha demostrado que ella vive un período fructífero de colaboración entre las Circunscripciones, donde no faltan peligros y oportunidades.
Entre los peligros identificados está la tentación de pensar que la Colaboración pueda presentar ventajas económicas para algunas Provincias, que prefieren enviar a sus frailes a países donde el nivel de vida es más alto; otra tentación podría ser la de enviar en colaboración a frailes que no puedan adaptarse bien a un servicio en su propia Provincia. Otras veces se envían hermanos que carecen de preparación; o las fraternidades receptoras no están lo suficientemente preparadas: en estos casos -subrayó fray Mariosvaldo- “los frailes que se llegan pueden ser víctimas de prejuicios”, un poco puestos de lado “o no escuchados con la misma importancia que los demás frailes”. Más allá de estos desafíos, el Secretario subrayó la importancia de la colaboración fraterna, a partir de la conciencia de que los frailes Capuchinos se descubren “como una Orden universal y no como un conglomerado de Provincias independientes y autónomas que pueden crecer y morir sin afectar a las demás”.
Por ello, el hermano Mariosvaldo sugirió “impostar la colaboración fraterna como misión”, para poner de relieve el carisma misionero de la Orden Franciscana, que ha caracterizado su historia a partir de san Francisco y, aún hoy, caracteriza la nuestra como frailes Capuchinos. Lo resumió así: “numerosos frailes en estos casi cinco siglos han sido enviados con generosidad evangélica por todo el mundo, aunque el rostro de la misión haya cambiado con el tiempo. Las Circunscripciones han tratado de responder con compromiso a las peticiones de la Iglesia y de los Ministros Generales, tanto como colaborar con Propaganda Fide, impulsados por el lema: “una Provincia, una Misión”. El ideal era ser capuchino, misionero y santo”. A la luz de estos acontecimientos, y destacando el papel de la inspiración divina que siempre ha acompañado a la misión capuchina, el hermano Mariosvaldo propuso estos criterios para los hermanos que entran en colaboración/misión:
Idoneidad: que significa tener las condiciones mínimas para afrontar las exigencias de la misión: madurez adecuada, capacidad intelectual para aprender todo lo necesario, salud que no comprometa la normal adaptación, capacidad suficiente para desprenderse de la familia y del entorno de origen, celo apostólico, deseo de servir al pueblo de Dios en fraternidad;
La preparación de los que parten y también de las fraternidades que los acogen. Por este motivo la Provincia o la Conferencia pueden promover cursos específicos sobre los principales aspectos de la cultura, la historia y la realidad social y eclesial;
El tiempo de la misión, que hasta ahora, en la Colaboración entre las Circunscripciones, tenía un plazo preciso, no puede excluir que un fraile, después del tiempo establecido en el contrato, pueda pedir permanecer “para siempre” donde se ha adaptado bien y experimenta su vida capuchina con pasión;
En referencia al aspecto “económico”, es mejor excluir cualquier tipo de compensación financiera por el servicio de los frailes en colaboración/misión;
La apertura a entrar en la nueva cultura asegurando que nadie pueda empezar con prejuicios, sino impulsado por el deseo de descubrir lo que Dios ya está haciendo allí donde fue destinado. El fraile que llega debe estar abierto a “nacer de nuevo”, a encarnarse en la nueva cultura.
El hermano Mariosvaldo concluyó su discurso afirmando que, como Orden, “vivimos un momento de gracia que, como en todos los tiempos, exige continua conversión y fidelidad al Evangelio. Dios no nos deja sin vocaciones, las oraciones por las vocaciones son escuchadas y con la gracia de Dios tenemos muchos frailes jóvenes en muchas Circunscripciones. […] Hay que encontrar el camino para que la formación haga de estos jóvenes entusiastas auténticos frailes Capuchinos, miembros de una Orden y no sólo de una Provincia, capaces de vivir con autenticidad nuestro carisma allí donde Dios los llama”. Al final, los capitulares se reunieron en sus propios grupos para un tiempo de discusión y estudio sobre este tema.